UNA IMAGEN, UN RECUERDO

¡Observad muy bien el fondo de la fotografía!

Imagino que todos reconocéis el viejo local de la peña. Imagino también que esta debe de ser de las pocas fotos, por no decir la única (yo nunca vi a nadie hacer fotos en ese “local”), que se conservan de lo que durante tantos años fue el punto de reunión del amplio y variopinto personal que en aquella época formaban Cap d´alls. Yo entré en ese local por primera vez en el año 1988 y la verdad es que me impresionó el estado ruinoso que presentaba el edificio y los equilibrios que había que hacer para subir pero especialmente para bajar. Os aseguro que eso era para verdaderos escaladores (y de los valientes).
Esta foto fue tomada diez años después de mi llegada a la peña. Anabel tan sólo contaba con 15 meses de edad. Para entonces éramos muchos los que teníamos niños pequeños y por esa razón eran pocos los que acudían después de cenar al encuentro anterior al baile. Fueron años bastante tristes para los pocos que podíamos asistir cada noche a la peña porque aunque disfrutábamos y reíamos con las disparatadas historias de Joselín, el ambiente en el baile era muy pobre sin los compañeros de peña. El año en que esta foto fue tomada Pedro y yo quisimos llevar a Anabel a la peña la tarde del último día de Pilar. Era ya un miembro más de la peña y quería conservar el recuerdo de ese instante y de ese lugar que fue emblemático durante tantos años. Por aquel entonces era impensable que todos acabaríamos en “peñas de chapa” y de hecho algunas de nuestras discusiones más apasionadas en las noches de encuentro en la peña se discutía si nuestro futuro como peña debía pasar por hacer una de esas nuevas peñas. Tuvieron que pasar algunos años incluso peores (sin peña de ningún tipo) para darnos cuenta de que algo debía hacerse.
Hoy, transcurridos ya casi cinco años con peña de chapa y observando las fotos de nuestros hijos pasándolo bien en el ambiente festivo que en ella respiran, agradezco la decisión que tomamos y me alegra ver que peñeros de tamaño menudo también son parte y “hacen” Cap d´alls. La singularidad de esta foto es hoy mucho mayor si cabe, no sólo porque es probablemente la única que se conserva de ese local como ya he dicho anteriormente, sino también porque con el tiempo ha adquirido un valor sentimental añadido: ver un pasado decadente que ha evolucionado hacia un presente esperanzador.

Mercè